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MANTENIENDO EL EQUILIBRIO EN VACACIONES

MANTENIENDO EL EQUILIBRIO EN VACACIONES

Acabo de pasar 10 días increíbles en la Isla del Encanto. Puerto Rico fue todo lo que me prometieron, y más. Me advirtieron sobre sus playas, su gente y su energía y me aseguraron que regresaría enamorada y con ganas de mudarme… todo eso sucedió. Para una venezolana que tiene unos 15 años fuera de su país, Puerto Rico es lo más cerca que me he sentido de estar en casa. Por supuesto, que hubiera plátano en todas sus presentaciones en cada restaurante, ayudó muchísimo, y ahora soy fan absoluta del mofongo, el bifongo y, por supuesto, ¡el trifongo!



Pero hoy vengo con algunas confesiones saludables y no tan saludables. Porque mantener la rutina cuando estás de vacaciones es difícil, las excusas para los excesos están a la orden del día y 10 días fuera de casa pueden causar grandes estragos en tu proceso de vida, si no estás pendiente.

 

Ya les he hablado varias veces sobre el balance, pues es mi mayor reto de los últimos meses. Ese punto medio entre ser estricta, que a veces agota y tomarte breaks que luego hacen que regresar a la rutina sea mucho más difícil. No existe un balance perfecto, es un un juego que va cambiando día a día, semana a semana y que hay que afrontar con mucha madurez y claridad, entendiendo cuáles son las metas y siendo muy honesto contigo mismo.

Por eso hoy quiero contarles cuáles fueron los hábitos que mantuve durante mis vacaciones y cuáles no, y por supuesto: ¡por qué!

AYUNO: Este es un hábito que tengo unos 7 años practicando y realmente ya es parte de mi vida. No solo es natural para mí, además lo he aprendido a manejar de acuerdo a mi ciclo y necesidades físicas. Así que el ayuno se mantuvo durante todo el viaje, algunos días 12 y otros días 14, dependiendo de los planes del grupo.

Alimentación sin cereales (trigo, maíz, avena, cebada, centeno y mijo): Los cereales son, para mí, altamente inflamatorios, y considerando que iba a pasar 10 días en bikini, la idea de tener la barriga inflamada y dolor en las articulaciones, no sonaba nada agradable, así que no comí cereales durante el viaje, hasta el último día, que fuimos a un restaurante delicioso y no quise decirle que no a unos waffles… y no me arrepiento, estuvieron divinos. Antes de la comida, tomé unas enzimas digestivas, para ayudar a digerir mejor y así evitar los estragos que podría haber causado. Conocer tu cuerpo es clave para hacer este tipo de cosas, pues yo sabía que una sola comida no me iba a hacer sentir mal. En mi caso, el problema es cuando lo hago muchas veces en poco tiempo (por ejemplo, comer cereales 3 días seguidos). Así que si conoces bien tu cuerpo, de vez en cuando y cuando valga la pena, puedes regalarte un gusto.

Lácteos: Comí queso y helados. Este es otro ejemplo de cómo conocer tu cuerpo te puede ayudar a tomar decisiones. Yo he aprendido que si consumo lácteos por 3 días seguidos las consecuencias no son nada agradables y me dura varios días, así que lo evito la mayoría del tiempo, pero en este viaje me permití comer queso y helados de vez en cuando, manteniendo breaks entre los días de consumo para no sobrecargar mi sistema digestivo.

Ejercicio: Queridos… ¡les fallé! Me llevé mis zapatos de correr, mi cuerda de saltar y ligas. Corrí solamente el primer día y las ligas vivieron en mi backpack y recorrieron PR conmigo, porque todos los días tenía la intención de usarlas. En mi defensa, fue un viaje muy activo, casi todos los días estábamos haciendo actividades físicas como subir al Yunque, hacer kayak o perseguir a mi novio y cuñado durante el Ironman para hacerles fotos y videos. No me siento mal por no haber hecho ejercicio, pues yo entreno en casa todos los días (que puedo) y gracias a eso, tengo un cuerpo fuerte y sano que me da energía para vivir unas vacaciones muy activas.

Bebidas alcohólicas: Mientras estoy en mi rutina en casa tomo poco alcohol, una copa de vino en la cena de vez en cuando, pero en PR tomé ron, mi bebida de preferencia. La intención era tomarlo con agua y limón pero no conseguimos limón así que tomamos con Coca Cola zero… Esta última parte es la menos favorita de todos las cosas que hice, pero aquí estamos en modo confesión, así que se los cuento.

Actividades de mindfulness (journaling, pintar, meditar): En este viaje me permití estar muy presente y aunque no pinte ni escribí, sí me tomé el tiempo para estar conmigo, meditar y relajar la mente. Tuve la oportunidad de soltar mi teléfono por largas jornadas, conversar con la gente que estaba conmigo, dormir siesta, descansar, leer y disfrutar del sonido del mar. En varias oportunidades me provocó tener mi libreta para dibujar frente al mar, pero estoy trabajando en estar “aburrida”, estar presente sin necesidad de hacer algo, así que disfruté esos momentos de paz al máximo.

Suplementos: De todos los hábitos del viaje que no cumplí, este es el que más me pesa, porque aunque me tomé los suplementos el 60% del tiempo, creo que este es uno de esos hábitos que hay que hacer el esfuerzo por mantener, especialmente cuando no estamos haciendo todo lo demás. Nuestro cuerpo necesita ayuda extra durante estos días. Pero los suplementos de la noche se me olvidaron mucho, pues llegaba cansada y distraída de pasar el día en el mar. Nota mental para el próximo viaje: llevarme los suplementos de la noche encima y poner una alarma para tomármelos.

 

Mi vida saludable no se define por lo que hago un dia, ni siquiera por lo que hice durante 10 días de vacaciones, mi vida saludable se define por lo que hago todos los dias y estoy agradecida, conmigo misma, por llevar tantos años cosechando hábitos que me permiten tener un cuerpo sano y con energía. Ahora que estoy de regreso, me ha tomado unos días volver a mi rutina de alimentación, ejercicio y mente clara, porque después de tanto “desorden”, regresar de un día para otro no es fácil ni necesario. He aprendido a ser amable conmigo y con mi cuerpo, y entender que si necesito un par de días para retomar, entonces me los tomo.


El primer día después de regresar hice ayuno, comí saludable pero no hice ejercicios, me dediqué a desempacar y descansar. El segundo día salí a correr y aunque caminé la mayoría del tiempo, estuve al sol, moví mi cuerpo e hice una pequeña rutina de pesas. Al tercer día ya había retomado mi rutina completa de ejercicios, mi alimentación volvió a su normalidad y me siento descansada y con energía. No es una carrera ni se trata de quién es más saludable, se trata de tener la vida que tu quieras. Establece tus metas y verás como cumplir las tareas te llevarán a cumplir tu objetivo.

¿Y ustedes? ¿Cómo viven las vacaciones?

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